viernes, octubre 22, 2010

Radiografia I

Hay una ley que en mi vida siempre ha primado y es que a los padres se les respeta. Los padres siempre buscan lo mejor para ti y como su hija tienes que obedecerles. Es por eso que crecí con la idea fija en la cabeza de que lo que mis padres decían era ley. Tal vez ese fue el motivo de haberme vuelto un robot por mucho tiempo y también creo que fue debido a eso que viví envuelta por una caja de cristal que ellos construyeron para mi. El mundo era otra cosa para mi. Nunca me interesó saber nada más de lo que mis padres querían que sepa ya que eso era suficiente para mi. Mi cerebro se volvió flojo y se dedicó a cumplir las órdenes aprendidas y no se formuló nuevas ya que no era necesario. Todo era fácil y no tenía que esforzarme mucho para tener lo básico para mi vida. La palabra ambición no existía en mi diccionario.
No sé exactamente cuándo fue (pero no hace mucho) sentí que despertaba de un sueño y veía que demasiadas cosas no encajaban en su lugar. Sentí que me había amoldado a la persona que querían que fuera y nunca había pensado en quién quería ser yo. Siempre me pregunté si estaba bien lo que hacía (y de allí viene mi tremenda inseguridad) y dejé de lado esa confianza de hacer simplemente lo que yo quiero porque me hace feliz. Ser feliz, para mi, era complacer a la gente de mi alrededor. Obviamente tampoco es que haya sido una santa (para naaaaaada!! xD) pero siempre procuré quedar bien ante el resto, insisto, complacerlos.
Creo que el afán de protegerme causó que me volviera introvertida. Siempre me dijeron que cuando hablaba parecía que lo hacía debajo de la cama porque no se me escuchaba bien y además cada que me ofrecían algo y yo quería aceptar le tenía mucho miedo a decir que sí quería eso y me limitaba a responder que no sabía esperando un gesto a de aprobacion de alguien. Era el temor a que al aceptar estuviera haciendo mal. Ahora me suena ridículo, pero antes sí que pensaba así. (me refiero a cuando era niña eh!)
Justo sobre esto escribía la otra vez, he llegado a un punto en mi vida en el que ya no me importa (por lo menos ya no mucho) lo que diga o piense el resto sobre mi. En el que siento que de una vez por todas debo pensar más en mi que en el resto y esto ha traído consecuencias. En mi casa me han tomado como rebelde y maleducada. Tal vez será que exploto muy rápido ante las cosas que yo considero injustas y antes no esperaban reacciones de mi, sólo asentir con la cabeza y cumplir. Ya lo dije, era casi un robot. No justifico mis actitudes, es más, lo que escribo aquí es un poco para yo misma comprenderme mejor.
Hoy me siento con vida y trato de sentir todo lo que pueda y analizar todo lo que pueda y descubrir lados que antes no veía. Me he vuelto (al menos en mi casa es así) una conversadora compulsiva xD. Hay momentos en los que no puedo parar porque me vienen las ideas una tras otra en la cabeza y las suelto sin orden y sin importarme que el resto quiera ver tv :D. Me he dado cuenta que el estar triste es parte de vivir y si sientes esa tristeza es porque estás vivo y ese es el punto. He comprendido que tener ideas propias y raciocinio no significa estar equivocada ni que esté siendo maleducada ni faltando el respeto a alguien. Sino simplemente ser diferente.

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