Una experiencia

Nunca había sido testigo de un accidente automovilístico, es decir, nunca ví dos carros chocarse. A lo mucho he visto las consecuencias y los carros ya destrozados por el choque, pero estar ahí en el momento preciso nunca antes, hasta el domingo que lo viví en carne propia.
Eran las 11.15pm cuando dos de mis hermanas, mi mamá y yo regresábamos a casa después de una reu-despedida a mi hermana, decidimos regresar en taxi. Yo, como suelo hacerlo, me senté adelante, al lado del conductor, porque a nadie en mi familia le gusta, es mas, ya se me hizo costumbre.
En fin, íbamos bajando de Miraflores a Bellavista pasando por San Isidro. El chofer decide ir un poco rápido puesto que en la avenida por la que íbamos todos los semáforos estaban en verde, pero no contó con que una CUSTER (cosa rara no?) se pasara un semáforo en rojo. El chofer del taxi frenó (y lo recuerdo bien) dos veces, pero no pudo evitar el impacto que hizo que la custer se llevara todo el parachoques del taxi en el que íbamos y dejara la parte donde está el motor hecho un acordeón. Para variar la custer se siguió de frente y no paró hasta la siguiente cuadra y lo hizo a pedido (gritos) de los pasajeros.
El chofer del taxi corrió a perseguir a la custer mientras mi familia y yo nos cerciorábamos de que todas estábamos bien. Golpes, magulladuras y susto fue todo lo que recibimos. Felizmente el taxi estaba asegurado y la policía nos llevó a la clínica más cercana para que nos revisaran por si acaso ya que en el momento una no siente nada pero al día siguiente empiezan los dolores, etc. Nos recetaron pastillas a todas, para los golpes y el dolor. Como yo estaba (como mencioné arriba) adelante y con el cinturón de seguridad, este me protegió de salir volando pero me lastimó el pecho por la fuerza con la que me sujetó. Eso y unos moretones en la rodilla fue lo único que tuve. Mis hermanas y mi mamá también. A todas nos empezó a doler todo el cuerpo al día siguiente como si hubiéramos hecho ejercicios, pero todas estamos bien.
Sólo agradezco no haber tomado el tico que mi hermana paró antes que la camioneta a la que subimos, sino no la contaba.